A tan solo ocho minutos del centro de Pesé, en la provincia de Herrera, un caserío permanece estancado en el tiempo.
En pleno siglo XXI, las familias de la comunidad de Cerro Pelado continúan viviendo sin acceso a agua potable, como si el desarrollo nunca hubiera tocado sus puertas.
En este rincón del interior panameño, cerca de una veintena de niños crecen en condiciones que muchos creían superadas, sin acceso a agua potable, líquido que es transportado en carretilla hasta las casas.
Sus madres lavan la ropa en la quebrada, y el agua que utilizan para cocinar, asearse y beber es transportada a las casas más cercanas través de improvisadas tuberías que los propios residentes han instalado, en un intento desesperado por tener un mínimo acceso al recurso vital.
La comunidad lleva más de 50 años en esta lucha, aseguró Irís Hernández, residente del lugar quien señaló que es necesario todos los días cargar agua o bajar a la quebrada a lavar.
Aunque han recibido algún apoyo por parte de la autoridades, hasta la fecha no se ha concretado una solución definitiva par esta problemática, que también les ha traído problemas de salud, informaron los residentes del área.
Karelia Vega indicó que viven con temor de que los niños se enfermen por lo que piden a las autoridades mirar hacia Cerro Pelado y llevarles acceso al líquido vital.
